¡Mis queridos feligreses, bienvenidos a esta Pascua sin precedentes! Nuestra Cuaresma comenzó con el pasaje del Evangelio de las tentaciones de Jesús en el desierto que nos enseñó a ser fieles al Padre, a su Palabra y a su Gracia; en una palabra, ser fieles a Él. Este año; hemos llegado a este día tal vez no con la misma alegría, más bien con incertidumbres, miedos y muy pocas respuestas a la gran tragedia que estamos viviendo en nuestro mundo hoy, pero nuestro Señor Jesús desde el comienzo de la Cuaresma nos invitó a permanecer en el Dios de la vida. La Pascua es la celebración de ese Dios de la vida y la Pascua no solo se celebra un día. La Pascua se celebra durante cincuenta días gloriosos que comienzan hoy y culminan en la solemnidad de Pentecostés. Esta es la "madre de todas las fiestas" porque recordamos el gran amor del Padre por nosotros, cuyo Hijo, Jesucristo, al morir destruyó la muerte y al resucitar nos devolvió la vida a todos. Esta es la fiesta de la Pascua del Señor; el nuevo día la nueva creación; la nueva vida; El octavo día. La Pascua nos recuerda que hay luz delante de nosotros y que la oscuridad y los temores deben quedar atrás.
La Pascua tan particular y diferente de este año debería recordarnos los comienzos de la Iglesia cuando los discípulos se encontraban escondidos por temor a la persecución y la incertidumbre sobre la vida, pero el Señor Resucitado los estaba llamando a reunirse nuevamente en Galilea. Por lo tanto, esta Pascua debe llamarnos a continuar lo que Jesús enseñó a Sus discípulos y a vivir según Su ejemplo. Nos enseña a tener coraje y valor para que, a pesar de los desafíos que estamos enfrentando hoy en nuestro mundo, Cristo resucitado, a través del poder del Espíritu Santo, este más presente y activo que nunca en nuestras vidas. Démosle vida, que el vive y que vino a salvarnos!
En la Vigilia Pascual, que esperamos que hayas celebrado con nosotros a través de nuestros sitios web, recordamos la historia de la salvación de Dios, nuestra historia de salvación. La liturgia de la Palabra recrea esa historia y celebramos con alegría al Señor resucitado en medio de nosotros mientras se ofrece de nuevo en el Santo Sacrificio de la Misa. Hacemos esto en un espíritu de acción de gracias a Dios que da a su propio Hijo para morir, para rescatarnos de la esclavitud del pecado, la muerte y el miedo. Los invito para que vivamos como personas profundamente tocadas por la resurrección y proclamemos: ¡Cristo ha resucitado, Aleluya! Es posible que aún no podamos salir y reunirnos físicamente, pero que nuestro encuentro espiritual con el Señor resucitado en nuestra jornada de fe nos toque profundamente y nos transforme como lo hizo con sus Discípulos. A medida que ahora tenemos más tiempo para la reflexión personal, más tiempo para nuestras familias en casa, que la Resurrección nos lleve a ser la mejor versión de nosotros mismos; comprometidos a vivir nuestras promesas bautismales que acabamos de renovar.
Viviendo la vida nueva de la Resurrección, donde quiera que nos encontremos, aprovechando la ventaja de tener más tiempo personal, podemos convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos. Los invito a convertirse en lo que San Agustín se refirió como un "Pueblo de Pascua", un pueblo transformado en discípulos y que se comprometen a dar su tiempo, talento y tesoro en testimonio. Mi oración por todos esta Pascua es que vivamos como personas profundamente tocadas por la Resurrección y proclar que: ¡Cristo ha resucitado, Aleluya, Aleluya!
Mientras celebramos la Pascua, me gustaría agradecer a las muchas personas que han compartido su tiempo, talento y tesoro con el Padre Giopre y con su servidor, para que pudiéramos transmitir y celebrar con ustedes y para ustedes. Gracias a todos los voluntarios invisibles que se sacrificaron para hacer nuestra Semana Santa más llena de oración, hermosa y acogedora como lo ha sido a través de la pantalla, pero sobre todo en nuestra Iglesia. A nuestro personal de oficina que sigue siendo como un salvavidas de comunicación para nosotros, el comité de
decoración que embellece nuestra iglesia, los coros que dieron vida a nuestra celebración del Triduo, los servidores del altar, los lectores y nuestro extraordinario equipo de cámaras e internet, así como a los muchos donantes que aún continúan apoyando de muchas maneras nuestra comunidad, y también a todos ustedes por su oracion ¡a todos ustedes, Gracias!
Lamento no haber podido recibir físicamente a los visitantes este año, pero espero que hayan celebrado en línea con nosotros desde el lugar en que estas circunstancias especiales les hicieron quedarse. Le extendemos una invitación para que se convierta en una parte regular de nuestra comunidad parroquial a través de nuestra página de Facebook, nuestro sitio web, pero, sobre todo aquí con nosotros cada vez que visite nuestra pequeña ciudad. El boletín dominical y los sitios web tienen listados nuestros horarios de Misas e información para contactarnos. Por favor llámenos si podemos ayudarlo. Nuevamente, una Feliz y Bendita Pascua para todos ustedes y sus familias.
P. Rafael Hinojosa